lunes, 29 de octubre de 2012

“Espanta que los que emigraron a Cataluña acaben como extranjeros”

"Me produce espanto pensar que los miles de castellanomanchegos que se fueron a Cataluña a trabajar en la Seat en los años 50, 60 y 70 acabarán siendo extranjeros", ha asegurado el expresidente del Congreso, José Bono, uno de los dirigentes socialistas que más beligerante se ha mostrado contra las pretensiones independentistas que lidera el presidente Artur Mas. Bono afirma que comparte la idea del ministro Wert de "españolizar" a los alumnos catalanes, en la que no ve "nada reprobable", aunque en la forma "quizá se admitan matices".
Pues no me imagino a Abel de mi pueblo.. ¡Tendrán que pasar el pasaporte! ¡¿Y en qué moneda irán a comprar el periódico...?!
"Pues no me imagino a Abel de mi pueblo, a Pedro y a Juan, que se fueron a trabajar a Barcelona, extranjeros... ¡Tendrán que pasar el pasaporte! ¡¿Y en qué moneda irán a comprar el periódico...?!", reflexionó ayer el expresidente del Congreso en una entrevista en la televisión de Castilla- La Mancha. 
Bono, en plena ronda de entrevistas en medios de comunicación con motivo de la publicación de sus memorias, Les voy a contar, también ha admitido estar de acuerdo con la intención del ministro de Educación de "españolizar" a los alumnos catalanes. En una entrevista en Radio Castilla-La Mancha, Bono ha explicado que si de lo que se trata es de que en Cataluña los niños se sientan orgullosos de ser catalanes y ser españoles, le parece que está "muy bien". "Lo que Wert quiso decir lo explicó él mismo, y en eso estoy de acuerdo", ha indicado el exministro de Defensa. El PSOE ha presentado una reprobación formal de José Ignacio Wert. 
El expresidente del Congreso no ve a Cataluña como un Estado independiente. "Además, eso es imposible de conseguir respetando la Constitución española por el procedimiento que ha dicho el señor Artur Mas. Cualquier actuación que tienda a la secesión de Cataluña tiene que estar de acuerdo con la ley, lo contrario sería un proceso de revoltosos, de revolucionarios. Yo no veo a Artur Mas en plan bolchevique asaltando el Palacio de Invierno de la Constitución", ha opinado.
Y sobre la intención del presidente catalán de celebrar en todo caso el referéndum: "Eso que dicen algunos de vamos a ir a la independencia con la ley, o sin la ley...Ojo, eso es como el señor fuerte y chulo, que está jugando al ajedrez y de pronto dice: no, el alfil se va a mover como el caballo. ¡Cómo que como el caballo! ¡Las reglas están determinadas en la Constitución! Y cuando se le discute, ¡pues me llevo el tablero! ¡Oiga, usted es un violento!".

viernes, 26 de octubre de 2012

La inmigración, problema y esperanza de Cataluña / 2


A partir de lo expuesto en mi artículo anterior (EL PAÍS, 25-3-77), cuatro son las afirmaciones o actitudes básicas que, a mi entender, deben presidir este diálogo catalano-andaluz.1. La primera es que no tendremos esta realidad colectiva, esta realidad del país que todos necesitamos, si la política catalana no se orienta hacia la construcción de una sociedad culturalmente abierta y con un alto grado de democracia económica y social. Si no se orienta hacia una sociedad en la cual realmente la riqueza, la cultura y también el poder hayan sido objeto de una redistribución favorable a los estamentos populares. Naturalmente, esta redistribución afectará a los sectores catalanes, económica y socialmente más favorecidos, los cuales no se componen sólo, como a veces se da a entender, de catalanes de hace veinte generaciones, sino también de muchas personas cuyo arraigo en Catalunya no es superior a los cincuenta años, o incluso a los veinte. Son los sectores que independientemente de su geneología están bien instalados en el país, bien integrados, bien encajados. Cometerían un grave error estos sectores si pretendieran crear una sociedad cerrada y estática en lo cultural, en lo social, en los político, en el campo de los valores humanos. Una sociedad que, entre otros fallos, tendría el de no ofrecer a la población de origen inmigrado un estilo y un modelo de vida dignos de ser asumidos y hechos propios. Sería un grave error -por miopía y egoísmo- que traería consigo una consecuencia gravísima: la dislocación de toda la colectividad, con los efectos negativos que ello acarrearía a cuantos trabajamos y vivimos en Catalunya.
2. No tendremos país, no tendremos una colectividad válida, si los sectores que he calificado de más instalados, no aceptan que hay que construir -y pagar el precio que ello les exigirá -una Catalunya válida para todos. Pero no la tendremos tampoco si, por la razón que sea, la población inmigrada se alza contra Catalunya. Si en vez de exigir -con lo cual están en su derecho- una Catalunya también para ellos -en realidad una Catalunya para todos-, colaboran, consciente o inconscientemente, al derribo del país. Cometerían un gravísimo error, porque el país que dislocarían y destruirían ya es en parte el suyo, y va a ser plenamente el de sus hijos y el de los hijos de sus hijos. Ni el tiempo ni la geografía pueden ser ignorados, ni tampoco el fluir de la vida. Si Catalunya pide la autonomía es, ciertamente, por la necesidad que siente de defender, afirmar y consolidar la propia identidad colectiva, pero es también -y sobre este punto CDC ha puesto siempre un especial acento- porque necesita disponer de los instrumentos y de la libertad necesarios para construir una sociedad abierta a todos. Pero esta sociedad no la tendremos, y este país no lo tendremos, si todos los hombres que vivimos y trabajamos en Catalunya, juntos, no nos lo proponemos.
Las dos afirmaciones restantes no se refieren a Catalunya, sino a Andalucía, y, en general, a todas las regiones españolas que pugnan por desarrollarse económicamente, por evolucionar socialmente y -sobre todo- por reforzar la propia identidad colectiva. Y ello por una razón muy simple que estos días se ha vuelto a poner de manifiesto, pero que personalmente expresé creo, con suficiente claridad, hace ya muchos años. Escribí entonces que para Catalunya, además del reconocimiento de su personalidad nacional, había «tres hechos de una magnitud y de una trascendencia extraordinarias: la inmigración, las estructuras no democráticas del Estado español y la necesidad de un programa catalán proyectado fuera de Catalunya y en línea de servicio» y que "estos tres hechos convergían en el descubrimiento, por parte nuestra, del drama de las tierras españolas económicamente pobres en lo social, insuficientemente evolucionadas». Hay, sin lugar a dudas, una interrelación entre todos estos hechos, y en último término la hay en Catalunya y las regiones españolas ansiosas de desarrollo. Concretamente -y de una forma especial, dado su personalidad y la gran presencia andaluza aquí- la hay entre Catalunya y Andalucía. Y, por consiguiente, la hay también entre el combate colectivo de Catalunya -para ser reconocida y para no ser destruida y escindida- y el combate colectivo de Andalucía- para resolver su problema socioeconómico y para tomar conciencia plena de su identidad colectiva.
3. Por ello, la tercera afirmación, o adminición, que entiendo que los catalanes debemos hacer -con toda la prudencia con que se debe hablar a un pueblo amigo, pero que tiene su legítimo orgullo- es que no habrá una Andalucía capaz de vertebrar plenamente a sus hombres, en lo individual y en lo colectivo, si los andaluces realmente no quieren. Si no hacen un enorme esfuerzo para arrancarse todo rasgo de provincianismo o de folklorismo o de resignación. Y para revestirse de una voluntad de ser colectiva que permita a Andalucía marcar a sus hombres profundamente y positivamente, en términos de modernidad y de pragmatismo creador, con ánimo de recuperación y de protagonismo. Con ánimo de exigir que el futuro de los andaluces se forje en Andalucía y no en Madrid o, de otra forma, en Barcelona. No habrá esa Andalucía si los andaluces -si los andaluces de Andalucía, en Andalucía- no se organizan, no luchan, en último término, no crean una fuerza y un poder genuinamente andaluces.
4. Es en Andalucía donde, los andaluces deberán librar su gran batalla -o en Murcia los murcianos, es decir, cada cual en su tierra-. Pero no es menos cierto que a todos cuantos vivimos y trabajamos en Catalunya esta batalla nos afecta. Que es también, en buena parte, nuestra batalla por diversos motivos.
Por los lazos humanos y familiares que unen a tantos de nosotros con estas tierras.
Porque la inmigración no es sólo el resultado del desarrollo catalán, sino, sobre todo, del subdesarrollo de estas regiones.
Porque la libertad y el progreso son indivisibles, y no los puede haber aquí y allá no.
Porque la consolidación de la democracia en España requiere superar los enormes desequilibrios existentes y eliminar las grandes bolsas de subdesarrollo.
Porque sin democracia en España y sin progreso general no habrá progreso de Catalunya, ni autonomía duradera.
Por razones éticas y por razones políticas, humanas y económicas, de solidaridad con todos los pueblos de España y de defensa de Catalunya, por todas estas razones la cuarta afirmación de Catalunya ante este problema debe ser la de la colaboración en la tarea de fortalecer la personalidad colectiva, o si es preciso recuperar su conciencia, y al propio tiempo impulsar el desarrollo de todas estas regiones.
Decía un destacado dirigente andaluz en Sant Boi el día 11 de septiembre fiesta nacional de Catalunya, dirigiéndose a los andaluces: «Luchar por la autonomía de Catalunya es luchar también por la liberación de nuestro pueblo, Andalucía.» Seria mala cosa que ahora esto no se viera así. Y lo sería también que los políticos catalanes -y precisamente los más catalanistas- no fuéramos capaces de hacer comprender y de hacer aceptar, entrañablemente y eficazmente, a Cataluña entera esta consigna. Que no es nueva, pues siempre el catalanismo ha tenido una vertiente regeneracionista de la sociedad española, pero que ahora hay que subrayar. Una consigna que dice así: «La libertad, la fuerza y la grandeza de Cataluña requieren el reconocimiento de su personalidad nacional, la consolidación de su coherencia interna y la posibilidad de desarrollar plenamente su cultura, su lengua, su economía, sus instituciones. Pero quiere también que Catalunya sea capaz de colaborar a fondo y con generosidad, quizás a veces contra sus intereses aparentes e inmediatos, en la lucha por el progreso, el desarrollo y la concienciación de todas estas regiones con las cuales nos une este gran fluir humano que es la inmigración.»
Quisiera terminar estos articulos -precisamente pensando en los dirigentes políticos, ahora que su sentido de la responsabilidad va a ser duramente puesta a prueba por la lucha electoral- insistiendo una vez más en la trascendencia enorme de este problema y en lo que en él nos jugamos. Qué duda cabe que es un tema ideal para lo emocional y para lo demagógico. Por ambos lados. Pero qué duda cabe, también, de que ahí nos jugamos muchos más que en la discusión de una Constitución, o de unas leyes sociales, o de unas normas electorales. Nos jugamos la viabilidad del país, del país concreto en el cual van a vivir todos nuestros hijos, y los hijos de nuestros hijos. Nos jugamos su cohesión y su capacidad de formar hombres no escindidos; nos jugamos la posibilidad de una convivencia fecunda; nosjugamos la posibilidad de crear lazos basados en la libertad, en la cooperación fecunda y no en la imposición estéril entre los pueblos de España. Todo ello puede que requiera un precio alto, que debemos pagar. Pagar en lo económico y en lo social. Pagar esforzándonos en comprender y en asumir la realidad. Y pagar renunciando a la ganancia rápida que puede conseguirse a costa, a breve plazo, de la ruina colectiva.

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viernes, 19 de octubre de 2012

España perderá un millón de habitantes en esta década porque se marcha la gente


Los inmigrantes retornan a sus países de origen
Muchos españoles buscarán trabajo en el extranjero

El Ministerio de Empleo y Seguridad Social estima que España perderá casi un millón de habitantes en lo que resta de década porque la emigración de ciudadanos al exterior será mucho más acusada que la llegada de inmigrantes, y eso, aunque calculan que 450.000 personas entrarán en el país de aquí a 2020 todos los años.
Así lo recoge el Informe Informe Económico Financiero a los Presupuestos de la Seguridad Social de 2013 elaborado en el departamento que dirige Fátima Báñez, un documento que analiza "los datos demográficos y de mercado de trabajo  fundamentales para la evaluación delSistema", en el que se ha basado el Ejecutivo para asignar su partida presupuestaria.
Con datos del Instituto Nacional de Estadística, Empleo explica que la migración exterior constituye "el componente más volátil e incierto del devenir demográfico futuro", como muestra el descenso experimentado respecto de épocas anteriores en los años 2011 y 2012, caída que el ministerio atribuye "fundamentalmente" a la crisis econonómica".
Con todo, para el periodo 2011-2020 estima un flujo en torno a los 450.000 inmigrantes anuales y calcula que la emigración superará esta cifra, "resultando con ello un saldo migratorio negativo, llegando a acumular una reducción de la población en esta década de 945.000 personas", tal y como reza el informe.
Esta no es la única variable de descenso poblacional que se tiene en cuenta para diseñar los presupuestos, aunque sí la que reportará una mayor pérdida de habitantes al país, según el documento del Ministerio de Empleo.
Entra en juego el crecimiento vegetativo, que el informe prevé en descenso progresivo hasta alcanzar un saldo anual de 19.969 personas menos en 2020.
"A partir de 2008 ha cambiado la tendencia del saldo vegetativo como consecuencia del descenso de los nacimientos y el incremento de defunciones.
En la década de los años 20 posiblemente el saldo sea negativo", concluye el documento del Ministerio de Empleo.
Sobre los nacimientos, apunta que serán un 4,7 por ciento menos en esta década que en la anterior, de manera que serán 396.000 en 2020, un 18,1 por ciento menos que en 2010, a pesar de que la tasa de fecundidad se mantendrá "ligeramente favorable".
Según explica, este descenso de nacimientos vendrá "determinado por la reducción del efectivo de mujeres en edad fértil".
Por otro lado, apunta que "el envejecimiento poblacional determinará un incremento del número de fallecimientos en los próximos años" y, en concreto, las defunciones en la próxima década "serán un 7,8% más que las habidas entre 2001 y 2010".

Fuentes:  http://www.periodistadigital.com

Emigración de ida y vuelta

El fracaso personal y colectivo de toda una sociedad tiene una de sus más claras manifestaciones en la emigración. Nadie abandona a los suyos si no hay una razón (económica, generalmente) por medio. A ella se ven abocados quienes en su país de origen no ven salida personal ni colectiva a una situación, cuyo origen, desarrollo o solución, ya importa poco porque quien ha decidido hacer la maleta y marcharse a otro país lo hace cuando se encuentra al límite, cuando ya no hay forma de retrasar ni un día más la decisión.

Fuimos ya emigrantes en la década de los 60 del siglo XX. Cambiamos de papel en los 90 y principios de los años 2000. Ahora, en la segunda decena del siglo XXI, a los españoles nos vuelve a tocar "bailar con la más fea", a juzgar por los datos relativos al primer semestre de 2012, según los cuales han sido más de 40.000 los españoles que han salido con intención de emigrar, justo el doble que el año 2011. 

Ahora, pues, no vale de nada resucitar aquellas viejas discusiones de si la ley de extranjería. que nos dio el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, era o no un coladero, ni hay urgencia alguna en su modificación para adaptarla a la nueva óptica política popular, porque, quienes todavía arriesgan sus vidas para cruzar el Estrecho toman a España solo como una etapa del camino, y no como punto de destino. 
Vuelta a casa
Aún resuena en mi memoria la frase de una de las protagonistas de una serie de reportajes sobre la vuelta a su país de origen de muchos de los emigrantes que nos han ayudado durante los últimos años en España, queBernardo Pérez publicó en "El País" hace algunos meses. La pronunciaba una mujer dominicana, Isabel Sierra, de poco más de 50 años que, viéndose forzada por las circunstancias a abandonar el viejo continente, y a preguntas del colega, respondía que lo más valioso que iba a meter en su maleta después de 17 años en España era "Mi perfume..." Se trataba de un perfume francés que entonces le costó 8000 pesetas; una de las primeras cosas que adquirió que puede enmarcarse dentro del terreno de los caprichos y no de las necesidades, ese terreno sobre el que suele transitar casi siempre el emigrante. Como puede verse, más de 10 años después, todavía conservaba el frasco y parte del contenido que certificaba su pequeño primer triunfo. A juzgar por la respuesta, tampoco parecen haber habido muchos más...

Los españoles menores de 40 años, en situación de desempleo prolongado, han pensado ya alguna vez -en su inmensa mayoría- en la alternativa de emigrar. Otros, hijos o nietos de aquellos compatriotas que hace 50 o 60 años decidieron venirse a la ciudad, recorren ahora el camino de vuelta al campo, como penúltima alternativa antes de salir del país.

La campaña de la fresa en Huelva ha visto en 2012, por primera vez y desde hace años, como los españoles han superado al número de extranjeros que se dedican a la recogida de esta fruta. Una situación muy distinta a la que hace solo 3 años, en 2009, vivían los empresarios de la fresa onubense quienes, para cubrir la campaña, solicitaron 2.500 temporeros, y solo pudieron contratar a 1.500. Porque la mayoría de los parados españoles rechazó la oferta.
Este año también unos 15.000 trabajadores españoles HAN ACUDIDO a la vendimia francesa (aproximadamente, tantos hombres comomujeres). Todos ellos HAN TENIDO Alojamiento gratuito y HAN COBRADO 9 euros por hora mientras que en España la hora de trabajo en el campo se paga en torno a 6,20 euros. Un  panorama nada alentador que nos hace caer en la cuenta de que, en los últimos cinco años, hemos retrocedido AL MENOS cincuenta.

Fuentes: http://andalucia.diariocritico.com

Cada día 200 españoles hacen la maleta para buscarse la vida en el extranjero


  • La emigración también puede tener efectos positivos sobre la economía española.
  • El envío de remesas reduciría la necesidad de España de pedir dinero a los mercados.
 España vuelve a ser un país de emigrantes. Según los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística, en lo que va de año 54.912 españoles han hecho las maletas para buscar mejor fortuna en otros países.
Los datos elaborados por Estadística a partir de la información disponible de los movimientos en frontera y de los datos del Padrón Municipal muestran una secuencia tremenda. Entre enero y septiembre de este año 200 españoles salieron cada día del país rumbo al extranjero.
El efecto españoles por el mundo parece haberse intensificado al compás del deterioro de la situación económica y de las mayores dificultades para encontrar empleo.
A estas alturas, la cifra de españoles que había salido del país en 2011 era de 45.162, casi 10.000 menos que este año. De otro modo, cada mes salen del país un millar de españoles más que el año pasado.
De mantenerse este ritmo, el número de españoles que habrán abandonado el país a final de año se situará por encima de los 75.000, cuando el año pasado apenas superó los 61.000 y hace sólo tres años se contaba por 32.000.
Desde 2009 se aproximan ya a 200.000 los españoles que han buscado su oportunidad en el extranjero.
Fuga de talento, pérdida irreparable, muchos han sido los calificativos con los que se ha glosado este nuevo episodio emigratorio. Pero la salida de trabajadores españoles al extranjero también puede tener efectos positivos.
El profesor del IE Business School, Rafael Pampillón, ha detallado alguno de ellos en el blog que escribe en el portal de la escuela de negocio.
Por ejemplo, señala que la experiencia laboral en el extranjero puede mejorar la formación de los que se marchan o que puede ser una válvula de escape para reducir las tensiones sobre el mercado laboral, ahorrar en subsidios y prestaciones y evitar que la tasa de paro se disparece hasta cifras aún más dramáticas.
Otra posible ventaja: que los emigrados envíen de vuelta a sus familias remesas para apuntalar su situación financiera o incluso mejorar su capacidad de compra.
Este fenómeno tendría consecuencias decididamente positivas. Un eventual incremento de las remesas de españoles, unido a la tendencia decreciente del dinero que los extranjeros sacan de España, reequilibraría la cuenta de transferencias de la balanza de pagos y contribuiría a reducir el dinero que España debe pedir al exterior para financiarse.
Cuenten también otros efectos estadísticos. Tanto los españoles como los extranjeros que salen de España engrosan más que probablemente las listas del paro. Su salida, en buena lógica, podría ayudar a reducir la cifra económica que más daño hace a la imagen de España en los mercados, la del paro.
Además, la emigración también podría suavizar la caída del PIB per cápita, importante porque es el indicador que se utiliza para clasificar el nivel de desarrollo de un país dentro de la UE.
Este año la economía española retrocederá un 1,5%. Según los datos delINE, hasta septiembre España perdió un 0,2% de su población total. Todo lo que se aproxime la caída de la población a la de la economía servirá para atenuar la inevitable caída del PIB per cápita en un entorno de recesión.
Si hablamos de las repercusiones económicas de la emigración no se puede olvidar otra circunstancia: su relevancia a la hora de determinar el dinero que reciben las comunidades autónomas y las corporaciones locales.
Tanto el sistema de financiación autonómica como el local están estrechamente vinculados a los flujos de población, de modo que los recursos que perciben tanto las autonomías como los municipios por todo tipo de conceptos se calculan en función de las cifras del Padrón Municipal.
Según los datos recabados hasta el 1 de octubre por el INE,  en lo que va de año la pérdida de población en el conjunto del país por estos movimientos migratorios se contaba ya por 137.000 personas, 77.000 de las cuales sólo en Cataluña.
Los datos de la Estimación de la Población Actual que elabora el INE tienen carácter de oficiales y son los que sirven de referencia para estimar la población de los municipios, provincias y comunidades autónomas, a la hora, entre otras cosas, de determinar los recursos que recibirán según los modelos de financiación local y autonómica.

Casi un millón de personas ha emigrado al extranjero desde enero de 2011


El número de españoles que tomó la opción de emigrar ha aumentado un 21,6 por ciento durante los primeros nueves meses del año en comparación con el mismo periodo del año pasado, según las estimaciones de población actual difundidas este martes por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Desdeenero de 2011 han emigrado casi 1 millón de personas de España.
En total, entre enero y septiembre de 2012, un total de 420.150 personas abandonaron el país, frente a los 382.611 del año pasado (un 9,8% más). De ese total de emigrantes, 54.912 eran españoles (un 21,59% más que en el mismo periodo de 2011) y 365.238 eran extranjeros (un 8,2% más).
El mayor número de salidas de españoles, ya sean nacidos en el país o extranjeros, se produjo en el mes de septiembre, cuando se registraron 6.924 salidas, seguido de febrero con 6.428 personas que tomaron la decisión de ir alextranjero y marzo, con 6.389 salidas. La cifra más baja en lo que va de año se registró en el mes de abril, con 5.531 casos, según los datos del INE.

Casi un millón de emigrantes desde 2011
Desde enero de 2011, han emigrado de España un total de 927.890 personas, de las cuales 117.523 eran españoles y 810.367 eran extranjeros. Por género, la mayoría de emigrantes han sido hombres, 542.724, aunque la emigración de mujeres también ha sido grande, 385.166 mujeres han dejado el país desde enero de 2011.
Teniendo en cuenta la diferencia entre los que entraron en el país y los que salieron, en lo que va de 2012, España ha perdido 137.628 personas. Más concretamente, la diferencia entre los españoles que regresaron al país y los que se fueron fue en los nueve primeros meses del año negativa, de 25.539 personas, y la diferencia entre extranjeros que entraron y abandonaron el país fue también negativa, de 112.089 personas.
Además, por primera vez en los últimos años, este saldo entre inmigrantes y emigrantes fue negativa en todas las comunidades autónomas en el caso de los españoles, siendo Cataluña en donde la diferencia entre españoles que volvieron a la comunidad autónoma y los que se fueron fue mayor, con un saldo negativo de 6.521 personas, seguido de la Comunidad de Madrid, con un saldo negativo de 5.518 personas.
En cuanto a la inmigración, también se ha ralentizado con la crisis económica. En lo que va de año figuran 282.521 llegadas a España (un 18,3% menos que en el mismo periodo del año anterior), 29.373 de las cuales fueron de españoles (un 7,3% menos). Mientras, la inmigración de extranjeros se ha frenado respecto a los primeros nueve meses de 2009 un 19,4 por ciento, de los 314.191 inmigrantes llegados hasta octubre en 2011 a 253.149 en lo que va de 2012. 
Esta tendencia, en la que aumenta la emigración y desciende la inmigración, se ha ido apuntando a medida que avanzaba la crisis económica y se consolidó en 2011, el primer año en una década que registró más movimiento de emigración que de inmigración en España, con una diferencia de 57.182 personas.
En total, el año pasado salieron de España 507.740 ciudadanos, frente a las 403.013 emigraciones registradas en 2010, y las 433.612 de un año antes. En estos tres mismos años entraron en el país 457.650, 465.169 y 480.974 personas, respectivamente.

MARIA CLARA OSPINA: Españoles emigrantes


Durante décadas, sobre todo después de la guerra civil española, se solía encontrar por todo el mundo a españoles trabajando en los más variados oficios. En general, eran tenidos en gran aprecio por sus empleadores. Aquellos que tenían una pareja de españoles para cuidar de su casa o de su negocio se consideraban afortunados. Tenían fama de ser los mejores caseros, meseros, administradores de pequeños negocios, enfermeros; una niñera española era una verdadera joya.
Poco a poco, esta diáspora se fue reduciendo a medida que las condiciones económicas españolas se recuperaron y el regreso a la patria se hizo realidad para la mayoría de ellos.
En las últimas décadas la tendencia se invirtió: España se convirtió en un país pujante hacia donde se emigraba en busca de trabajo. Así llegaron oleadas de sudamericanos, africanos y orientales a llenar aquellos oficios manuales y poco cualificados que los españoles ya no deseaban hacer.
Hoy, en plena crisis económica, cuando el desempleo llega a más del 24%, no son pocos los españoles, sobre todo los jóvenes con altas cualificaciones, cuyo desempleo sobrepasa el 50%, que emigran para encontrar trabajo. Según el Censo de Españoles Residentes Ausentes (CERA), desde el 2008 la emigración de españoles ha aumentado en 21.9 %.
El destino preferido para encontrar trabajo bien remunerado es Suiza, seguido de Alemania e Inglaterra. Estos tres países ofrecen buenas posibilidades para españoles profesionales que hablen su idioma, o estén dispuestos a aprenderlo.
“Al otro lado del charco”, Estados Unidos sigue siendo el lugar preferido de los ibéricos para abrirse nuevos caminos.
Uruguay es un país muy apetecido por los españoles para buscar trabajo, por su estilo de vida europeo y por su seguridad.
Muchos de los censados como emigrantes son latinoamericanos que llegaron a España en tiempos de bonanza y crecimiento, obtuvieron trabajo y, con el tiempo, quizá residencia o nacionalidad española; mas hoy se enfrentan a la crisis laboral y prefieren regresar a su país de origen, donde ya con mayor preparación y experiencia encontrarán mejores oportunidades de empleo. Este es el caso de muchos ecuatorianos, bolivianos, peruanos, colombianos, argentinos y brasileños.
Los nuevos emigrantes españoles son diferentes a aquellos de hace unas décadas. Estos son es su mayoría profesionales altamente calificados: banqueros, arquitectos, médicos, académicos, científicos.
Muchos prefieren Latinoamérica y están dispuestos a aceptar salarios inferiores a los que obtendrían en algunos países europeos a cambio de algunas ventajas como la de trabajar en su propio idioma, o tener ciertas comodidades, como servicio doméstico para sus familias. Aunque el nivel de vida puede ser un poco inferior en estos países, es también bastante más económico que en Europa.
Los españoles no han sido ajenos a emigrar en caso de crisis. Alzar las velas y partir a descubrir nuevas tierras y mejores oportunidades está en sus venas. Desafortunada España en perder estos valores, afortunados los territorios que los recibirán.

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España hace las maletas


Los españoles vuelven a emigrar cuatro décadas después. Antes se iban trabajadores sin cualificación. Ahora, personas con formación, universitarios especializados. Aunque no hay datos que lo atestigüen, es de suponer que son jóvenes: el paro juvenil supera el 50%. Pero no hay duda de que se van porque ya no encuentran puertas a las que llamar. En las últimas décadas, los flujos migratorios han variado en España significativamente: en medio siglo, ha pasado de país de emigrantes a país de inmigrantes. Y, ahora, vuelta al principio. Por lo menos en parte. En todas las tertulias de calle se ha convenido que lo mejor para un joven en estos momentos es irse al extranjero. Las estimaciones del INE que se conocieron el lunes apuntan a que eso está pasando. Indican que desde enero hasta septiembre se fueron casi 55.000 autóctonos, es decir, un 21,6% más que en el mismo periodo del 2011. «Es un incremento altísimo que no se registró ni a principios de los 80, cuando también había una crisis dura», afirma Pau Miret, sociólogo e investigador del Centre d'Estudis Demogràfics.
zoomJavier Rodríguez, que planea emigrar, posa ayer en el aeropuerto de El Prat.
Javier Rodríguez, que planea emigrar, posa ayer en el aeropuerto de El Prat. CARLOS MONTAÑÉS

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Varias imágenes se agolpan en el resumen de estos años, de estas décadas. De entrada, los trenes llenos de españoles en dirección a Francia, Alemania, Suiza, Bélgica. Sus pasajeros, cientos de miles, compraron el billete en los años 60 y los 70 con la prosperidad como destino final. Muchos hombres y mujeres fueron operarios de fábrica en esos países. Muchas mujeres trabajaron como empleadas domésticas. Llegaron al corazón de Europa 20 años después que algunos exiliados de la guerra.
ANTECEDENTES / Eran ciudadanos que abandonaban su país y a menudo a sus familias para ganarse la vida. Los de los 60 sucedieron a laemigración económica española que eligió América en el primer cuarto de siglo. Aunque hay muchas lagunas estadísticas, se puede hacer un perfil del que se iba. A ello ayudan datos del Instituto Nacional de Estadística, números de la emigración española al continente europeo durante 1976. Aquel año, ya lejos del momento álgido del fenómeno migratorio, de 10.774 españoles que se fueron a Europa, 8.146 eran trabajadores de fábrica y 1.800, agricultores. El tercer grupo en número era, con 422 integrantes, el de los «trabajadores de los servicios, los deportes y las diversiones», según hizo constar el INE.
LAS PATERAS / Para el siguiente capítulo del resumen son necesarias las imágenes de los que después llegaron en masa, desde el sur, saltando fronteras, por mar, como fuera. Las primeras pateras eran conocidas poco antes de los Juegos Olímpicos de Barcelona. Entonces EL PERIÓDICO enviaba reporteros a Marruecos para explicar que en Tánger se hacía cola para lograr un visado, obligatorio para entrar en España desde el 15 de mayo de 1991. Quienes demostraran que vivían en la península antes de esa fecha veían regularizada su situación. El comisario jefe de Algeciras, Miguel Ángel Fernández, dejó claro hasta qué punto era difícil ver lo que iba a pasar: «No hay datos objetivos para pensar que habrá más magrebís que intenten entrar clandestinamente en España, pero todo puede ser». No podía imaginar que cientos de miles de personas harían lo imposible por llegar a la que veían como la tierra prometida, y que muchos lo pagarían con la vida.
España seguía siendo un país con un porcentaje bajo de inmigración extranjera. En 1991 había 360.655 foráneos censados; un 0,91% del total. En el 2010, ya eran 5.747.734, un 12,2%. La cifra empezó a bajar en porcentaje solo este año: cayó a un 12,1%. Hace ya por lo menos cuatro años que la crisis empezó a provocar el adiós de foráneos. El 2011 fue el primer año en el que se fueron más personas de España de las que llegaron. En concreto, se fueron 507.740 (50.000 más de las que llegaron).
Sostiene Javier Bonomi, presidente de Fedelatina, la federación de las entidades latinas de Catalunya, que a los inmigrantes les pasa lo que después le pasará a la sociedad que les alberga. Y más o menos, aunque lógicamente no con las mismas cifras, eso es lo que está sucediendo. En cuanto la actividad económica se desplomó, los extranjeros perdieron su trabajo en la obra. Ahora, desde hace ya tiempo, es el arquitecto el que se ha quedado sin su empleo.
AMÀLIA SE VA / De la situación actual es ejemplo Amàlia, 41 años, barcelonesa, arquitecta y urbanista. Tiene el título desde 1996, pero desde 1992 ya trabajaba con algunos de sus profesores. Cuando empezó su carrera profesional, compaginó un despacho compartido con experiencias en otros equipos y en la Administración, en la que tuvo su último empleo. Hasta ahora, siempre cambió de trabajo por propia decisión. Lleva un trimestre sin empleo y calcula que dentro de seis u ocho meses estará en Inglaterra con su pareja: «Lo que tengo quedará en cuatro maletas. La idea es poner un pie en Inglaterra para luego ir a Canadá».

Emigrantes, inmigrantes: emprendedores


Tal como ha informado este diario estos días, en los nueve primeros meses del año se han ido de España 420.150 personas. De ellas, 365.238 eran extranjeras, y 54.912, españolas, lo que en este caso supone un incremento del 21,6%: desde el 1 de enero del 2011 han salido de España 117.523 españoles. Si nos fijamos en los extranjeros, las cifras oficiales nos dicen que los citados 365.238 que se han marchado este año son más que las altas (282.522 sumando llegadas y nacimientos) y que por segundo año el saldo es negativo. Al analizar las cifras hay que tener en cuenta que más de 100.000 extranjeros adquieren cada año la nacionalidad española, lo que distorsiona los datos en ambos sentidos: algunos españoles que se marchan son extranjeros nacionalizados, pero también muchos extranjeros que desaparecen de las cifras no es que se hayan ido sino que son ya españoles.
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MIRTA ARIGORIA

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Información publicada en lapágina 8 de la sección de Opiniónde la edición impresa del día 18 de octubre de 2012VER ARCHIVO (.PDF)
Pero lo cierto es que, teniendo en cuenta que la mayoría de las entradas de inmigrantes lo son por la reagrupación familiar -reclamados por cónyuges o padres con estabilidad económica-, la llegada de nueva mano de obra atraída por el crecimiento económico que experimentó España entre 1998 y el 2009 se ha frenado en seco. Y no solo eso, sino que varios cientos de miles de personas han abandonado España, bien para regresar a su país de origen, bien para emigrar a países de la Unión Europea donde se crea empleo. Los técnicos de inmigración de diversos municipios catalanes consultados constatan la gran cantidad de inmigrantes con permiso de larga duración -y también extranjeros ya nacionalizados- que han marchado a Alemania o Bélgica dejando aquí esposa e hijos.
Decía el que fue ministro de Trabajo de Aznar en 1999, Manuel Pimentel (que dimitiría por discrepancias con su partido a la hora de abordar la gestión y el discurso sobre la inmigración), que el paso de menos de un millón de extranjeros en 1998 a 5,5 millones en el 2009 se debía a dos causas: un crecimiento económico que generaba empleo y lo que él definía como «hidalguía laboral» de muchos autóctonos, es decir, el rechazo a trabajar en muchos sectores por su baja consideración social o su escaso salario. Y la negativa a gestionar ágilmente dicha necesidad de mano de obra no frenaba su llegada, sino que la derivaba hacia la irregularidad y la economía sumergida. Los inmigrantes eran emprendedores que venían aquí pese a las dificultades legales, dispuestos a trabajar en lo que fuera y acogidos en el domicilio de un familiar o amigo.
Ahora, tras cuatro años de crisis, son cada vez más los ciudadanos autóctonos que aceptan trabajos en numerosos sectores por sueldos inferiores a los 800 euros, trabajos que antes ocupaban mayoritariamente inmigrantes. Lo que hacía que viniera tanta inmigración no eran las regularizaciones masivas o lo que algunos han calificado de buenismo, sino la necesidad de mano de obra y la negativa de los autóctonos a aceptar muchos empleos. Pero los gobiernos del PP criminalizaron esta llegada masiva hablando de «invasión» y «delincuencia» para hacer, al mismo tiempo, las mayores regularizaciones habidas en Europa y permitir que esos inmigrantes salieran de la economía sumergida. Y cuando Zapatero y el ministro Jesús Caldera, antes de que estallara la crisis, crearon por primera vez en España un procedimiento de contratación en origen ágil y que diera respuesta a las necesidades del mercado, el PP, ya en la oposición, continuó con su discurso demagógico.
Ahora la crisis y el frenazo de la llegada de inmigrantes han demostrado que estos no venían por el supuesto efecto llamada de las regularizaciones y la obtención de derechos como la educación y la sanidad, sino porque un amigo o un familiar les decían que les podían encontrar trabajo y que les acogerían en su casa los primeros meses. La mayoría llegaban sin papeles, mayoritariamente como falsos turistas. Un procedimiento idéntico al que siguen ahora las decenas de miles de jóvenes españoles que buscan empleo en Europa o Latinoamérica. El hecho de ser ciudadanos de la Unión evita el problema de la irregularidad inicial, pero la mayoría marchan con la seguridad de tener allí un amigo que les cederá habitación, una buena formación y dispuestos a trabajar en aquello para lo que se formaron en España, pero también lavando platos en un restaurante. Y los que marchan a Latinoamérica lo hacen como turistas, sin contrato previo y con la esperanza de regularizar sus papeles si consiguen una oferta de empleo. Son emprendedores, y tal vez porque allí a los europeos se les considera mejor que nosotros a los latinoamericanos, conseguirán regularizar más fácilmente su residencia. Todas las historias de las migraciones son muy parecidas: el emprendedor, habitualmente joven, va en busca de su futuro allí donde hay trabajo. Periodista.

miércoles, 17 de octubre de 2012

El Govern cree que limitar la sanidad a inmigrantes es una "cortina de humo" para recortar


El director general de Inmigración de la Generalitat, Xavier Bosch, ha considerado este domingo que limitar la sanidad a inmigrantes irregulares es una "cortina de humo" para que el Gobierno central recorte derechos del Estado del Bienestar.
   En una entrevista a Catalunya Informació recogida por Europa Press, ha indicado que los recortes en sanidad no solo afectan a los inmigrantes sin residencia legal en España, sino a los españoles que no han cotizado, por lo que "es un recorte de derechos que Catalunya no acepta".
   "Lo que plantean es un cambio de modelo: quieren que la sanidad deje de ser un derecho universal, como los servicios sociales y la enseñanza, para que sea un derecho solo de las personas que cotizan", ha apuntado.
   Bosch ha negado que suponga un ahorro destacable, ya que ha asegurado que los inmigrantes en situación irregular acuden poco al médico ya que es una población joven, que además tiene miedo de ser interceptada por su situación.
   Así, ha achacado la decisión del Gobierno a que "quieren que la sanidad deje de ser un derecho universal", y ha lamentado que la medida agrava la situación de marginalidad en la que ya se encuentra el colectivo.
   Para Bosch "hay una cierta perversidad en el discurso" del Ejecutivo central, ya que ha criticado que mezclan este tema con el turismo sanitario, algo que sí cree que hay que combatir.
   El director general de Inmigración ha reiterado que la Generalitat no aplicará la medida y ha manifestado su apoyo a los médicos que se han declarado objetores de conciencia.

miércoles, 3 de octubre de 2012

Españoles preocupados por obstáculos para renovar residencia en R. Dominicana


 El Consejo de Residentes Españoles (CRE) de República Dominicana lamentó hoy el endurecimiento de los requisitos que se les exige para renovar la residencia permanente, medida que, a su juicio, "contradice absolutamente la política de atracción de inversión extranjera" del Gobierno dominicano.
La Dirección General de Migración de la República Dominicana modificó hace varias semanas estos requisitos, que pueden afectar a unos 20.000 españoles, según fuentes consulares, y que ahora exigen, entre otras medidas, someterse a un examen médico y presentar una carta de garantía en favor del solicitante.
El presidente del CRE, Eduardo Pahíno, dijo a Efe que este cambio supondrá una "traba" cuando una compañía quiera instalarse en el país caribeño "y vea que renovar una residencia está sujeto a arbitrariedades" como estos requisitos.
Pahíno subrayó "el esfuerzo que hace el Ministerio de Industria y Comercio, el Centro de Exportación e Inversión de la República Dominicana (CEI-RD) y las Cámaras de Comercio para atraer inversión extranjera", algo que "no se corresponde con esta actitud" de Migración, agregó.
Efe trató de conocer la versión de la Dirección General de Migración sobre el asunto mediante llamadas telefónicas y mensajes por correo electrónico remitidos al portavoz de ese departamento pero no obtuvo respuesta.
Las críticas del CRE se suman al malestar expresado hace varias semanas por empresarios españoles que manifestaron su preocupación por los problemas que deben afrontar para hacer negocios en el país ante la situación de "seguridad jurídica cero" existente, que fuentes empresariales atribuyen en gran medida a la actitud de la Administración local.
La implantación de las novedades en el proceso de renovación de la residencia, que cuesta 12.750 pesos (unos 250 euros) ha desencadenado decenas de llamadas al CRE por españoles sorprendidos ante esta situación.
"Se trata de españoles que llevan diez, quince, veinte, treinta y hasta cuarenta años en el país", enfatizó Pahíno, quien pidió al director general de Migración, José Ricardo Taveras, "que considere estas medidas y que trate a los residentes permanentes como residentes permanentes, no como recién llegados".
El representante del colectivo español, quien consideró que tras estas nuevas medidas "hay un afán recaudatorio", se preguntó "qué garantía económica se le puede pedir por ejemplo al dueño de siete ferreterías, que tiene mil empleados", y qué sentido tiene exigir un examen médico cuando no se puede discriminar a nadie por enfermedad.
Pahíno indicó que comunicará esta situación al subsecretario de Asuntos Exteriores y Cooperación de España, Rafael Mendívil, y al director general de Asuntos Consulares y Migratorios, Luis Fernández-Cid.
Agregó que el CRE ha trasladado su "preocupación y desasosiego" por este asunto al consulado de España, que lo ha acogido "con una excelente receptividad" y ha comenzado a trabajar en el tema.
Una fuente diplomática dijo al respecto a Efe que "la embajada y el consulado están al tanto de esta situación y están en contacto con las autoridades dominicanas competentes", sin entrar en detalle sobre las gestiones que se llevan a cabo.
(Agencia EFE)